Hace miles de años que el hombre dejó de depender de la
cacería y de vivir en cuevas donde cualquier amenaza, por pequeñita que fuera,
era potencialmente peligrosa. Sin embargo, la adrenalina sigue siendo parte
esencial de nuestras vidas y nos hace reconectarnos con nuestro instinto de
supervivencia. Algunos hasta somos adictos a ella, pero no nos gusta perder el
control (tanto literal como metafóricamente). Por eso jugamos videojuegos de
terror.
Los videojuegos como medio de comunicación presentan
características que ningún otro medio tiene y que los diferencian del cine o la
literatura: para empezar, exigen que dejemos de ser pasivos para ser actores y
responsables de lo que vemos en la pantalla. Cada una de las acciones que
realizamos tiene una consecuencia, y nuestra actuación es indispensable para
avanzar, no sólo en términos de desplazamiento espacial, sino también en cuanto
a trama se refiere.
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