miércoles, agosto 23, 2006

DANDELION

Les dejo el video de una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, DANDELION de RIP SLYME.

El grupo tiene muchísimas cualidades y rasgos musicales y emocionales que me laten un ch...orro. Sus videos son siempre muy creativos y locotes, así como sus letras. Aunque pareciera que no tienen sentido, la neta es que una vez que la analizas, te llevas muchas enseñanzas.

A pesar de que esta rola en particular merecía un mejor video, las canciones de Rip Slyme siempre, SIEMPRE, me ponen de buenas. Además, esta rola viene mucho al caso con mi estado de ánimo de los pasados días...

Como diría en el bló de la Berenice... happy, but depressive

Chéquenlo... está muy muy muy chido...


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martes, agosto 22, 2006

Se ve... se siente

Debido al trabajo hasta ahora pude escribir algo. La verdad es que me molesta un poco no poder escribir tanto como yo quisiera. Me molesta tener mensajes en mi bandeja y no poder contestar. Me molesta dejar mi bló tan abandonado, pero es que el deber es primero y además, como sabrán (y podrán ver) yo a veces tiendo a ser muy chorero y a clavarme demasiado.


A veces uno piensa muchas cosas, y se malviaja. A veces esas cosas con justificadas. Y es que la vida te enseña que no es sano malviajarse por cualquier estupidez. Pero la paciencia tiene un límite y siempre es bueno alejarse un poco y ser desconfiado…


Pero pase lo que pase, afortunadamente uno se encuentra, sin buscarlo, con motivaciones tan chidas como los mails de Talina, las palabras de Usakoi o los detalles de Rafa… y entonces dices “hay que seguir adelante… hay que echarle ganas, porque hay personas a las que tu trabajo le importa…”.


Siempre tengo en cuenta eso una vez que emprendo una nueva aventura mediática.


Cuesta trabajo consolidarse, pero siempre hay que dar el 101% en todo, porque al final vale la pena.


La verdad es que me siento muy contento de leer este tipo de cosas acerca de cómo mediante ondas como lo que he hecho en Anicast, la gente se conoce, comparte más que palabras, y las amistades perduran. Me da gusto ver cómo esas palabras se sienten, de verdad se sienten. Me da gusto ver cómo las sonrisas son sinceras y van más allá de una pantalla…


Eso es lo que uno como comunicador busca, cuando lo que produces trasciende. Pero la verdadera satisfacción se da cuando vas más allá, cuando trasciendes como ser humano y cuando tocas a otros seres humanos con tus palabras o con tu trabajo. Y es que a fin de cuentas, cuando uno es así de clavado, siempre llegas a imprimir un sello muy personal a tu trabajo. Es inevitable.


A veces cuando crees que tienes el apoyo profesional de ciertas personas, te das cuenta que no es así… y todos esos vacíos y temores que puedes llegar a tener, se disipan cuando menos te lo esperas, al recibir esas palabras, esos pequeños detalles que te hacen seguir adelante y echarle muchas ganas a todo.


Son ondas que no buscas, pero que la vida (o Kamisama) se encarga de darte para seguir…


Así, a lo mejor en lo profesional estás solo, pero cuentas con el apoyo de personas que están ahí, sintiendo…


GRACIAS A TODOS LOS QUE HASTA AHORA ME HAN APOYADO…


Aquí seguiremos, a pesar de los pesares, de las trabas, de las desconfianzas, de los malentendidos y de todas esas malas ondas, porque no nos podemos dejar derrotar así como así.


Gracias… otra vez.
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lunes, agosto 14, 2006

WAAAAA!!!! ES CIERTOOOO

Lo siguiente no es un escrito mío. Me lo envió por mail mi amiga Pamela Romero (la conocí en UNITÉ). Seguramente a ella le llegó como cadenita o algo así. Gracias, Pamela. Lo importante es que la neta me sentí super identificado con él... chale... T__T

Le llaman la “crisis del cuarto de vida". Todos los que tenemos 20 y tantos pasamos por esto:



Te encuentras a ti mismo desafinándote de la multitud mas que en cualquier otro momento de tu vida.

Seeeh... a veces esas fiestecitas como que no me laten... a veces prefiero ponerme a leer que estar ahí... conviviendo.... a veces prefiero usar cosas que nadie más usa... o decir palabras que nadie entiende... o hablar DE cosas que sólo tienen sentido para mí...

Te empiezas a sentir inseguro y te preguntas dónde estarás en un año o dos, pero luego te asustas al darte cuenta que apenas sabes donde estás ahora.

Hoy hay estabilidad... pero es muuuy efímera... últimamente han pasado muchas cosas que me han demostrado que nada es seguro en la vida y que siempre, SIEMPRE, hay cosas que aprender... No tengo idea de qué pasará conmigo en un año ni dónde estaré...

Te empiezas a dar cuenta que hay un montón de cosas sobre ti mismo de las que no sabías y que quizás no te gusten.

Seeeh... de ahí eso que siempre he dicho: hay que aprender a aprender de uno mismo... Hay que aprender a conocerse... Confieso que todos los días aprendo algo más de mí, luego hay ondas que me cagan, pero al final siempre estoy dispuesto a aprender de mí mismo. Me caigo bien, hasta eso =D

Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás...

Yo siempre he dicho, y lo sostengo, que cuento con la palma de mi mano a mis verdaderos amigos y me sobran dedos... últimamente me pregunto si esas personas en las que tanto confiaba son en realidad mis amigos... ojalá nunca me pase algo así muy cañón como para llegar a necesitarlos porque entonces sí el ténguele de saber quiénes sí van a estar ahí y quiénes no va a ser muy cañón...

Te das cuenta que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios... por diferentes cuestiones: trabajo, estudio, pareja, etc... Y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para charlar un rato.

Seeeh... ¿dónde estarán? ¿Qué estarán haciendo?... ¿Quiénes... serán?

Las multitudes ya no son "tan divertidas"... hasta a veces te incomodan.

JAJAJA a mí siempre como que me han incomodado... me engento fácilmente... aunque pensándolo bien... antes como que toleraba más ir a la Mole o a la TNT... y me gustaba la música a más volumen que ahora...

Extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante. Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos eran verdaderos amigos, otros no eran tan especiales después de todo.

Lo primero, es cierto... aunque fue tan vertiginoso todo, que no tuve mucho tiempo de extrañar la UDLA o a las personas de la UDLA. Después de todo, he seguido en contacto con la gente que para mí vale la pena... yo pensaba que era huraño, pero ya veo que toda la gente de mi edá es medio así también... jajaja, pero nadie me gana. Sobre lo segundo, pues sin comentarios... todo es cierto... y lo peor de todo es que los que yo estoy convencido que sí son... se alejan cada vez más...

Te empiezas a dar cuenta que algunas personas son egoístas y que a lo mejor, esos amigos que creías cercanos no son exactamente las mejores personas que has conocido y que la gente con las que has perdido contacto resultan ser amigos de los más importantes para ti.

mmm... eso fue como una bola de cristal... no coments...

Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor.

JAJAJAJA... es cierto.... T__T

Te rompen el corazón y te preguntas como esa persona que amaste tanto te pudo hacer tanto mal.

Eso todavía no me pasa... pero ya veremos...

O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor.

mmm... quizás sí... quizás no...

Y pareciera como si todos los que conoces ya llevan años de novios y algunos empiezan a casarse.

JAJAJA... pobres... ¿no?...

Quizás tú también amas realmente a alguien, pero simplemente no estás seguro si te sientes preparado para comprometerte por el resto de tu vida.

Definitivamente no lo estoy...

Atraviesas por las mismas emociones y preguntas una y otra vez, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas porque no terminas de tomar una decisión.

sí... y a veces me da hueva hablar siempre de lo mismo... es por eso que me he aburrido y yo también he decidido alejarme de lo mismo... necesito refrescarme... mal plan...

Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estupido.

Pues sí... no voy a negar que eso es cierto, pero a veces me dan ganas de ser estúpido, sólo que no se ha dado la oportunidad XD

Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeño sueldo.

Sí... y luego quieres ahorrar para gastar en diversiones y resulta que tienes que comprar un PINCHE CARRO PENDEJO!!!!!!!!!

Miras tu trabajo y quizás no estés ni un poco cerca de lo que pensabas que estarías haciendo.

Bueno... eso no es tan cierto del todo en mi caso, aunque si veo las metas que tengo a muuuuy largo plazo, entonces sí.

O quizás estés buscando algún trabajo y piensas que tienes que comenzar desde abajo y te da un poco de miedo.

No dio tiempo de que eso pasara, en mi caso. Sin embargo, tal vez muy pronto tenga que pasarme...

Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres! y lo que no.

mmmm.... indeed

Tus opiniones se vuelven más fuertes.

...y más clavadas... JAJAJAJA!

Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco mas de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es.

es consecuencia de conocerse un poco más cada vez, ¿no?

A veces te sientes genial e invencible y otras... solo, con miedo y confundido.

indeed...

De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando.

Pues sí... pero siempre he dicho que soy hombre del hoy... extraño algunas cosas del pasado, pero ni pets... hay que vivir el hoy...

Te preocupas por el futuro, préstamos, dinero... y por hacer una vida para ti. Y mientras ganar la carrera seria grandioso, ahorita tan solo quisieras estar compitiendo en ella.

Bueno, podría decir que sí estoy compitiendo, pero no sé qué tan lejos esté de los demás ni de la meta...

Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello.

cañón... si no no estaría escribiendo esto...

Todos nosotros tenemos "veintitantos" y nos gustaría volver a los 17-18 algunas veces.

Algunas veces... pero también tiene sus ventajas tener esta edá... =D

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Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza... pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos...

PUES TIENEN RAZON!!!!

Dicen que estos tiempos son los simientos de nuestro futuro. Parece que fue ayer que teníamos18...¿¡

jajaja, pues sí... digo, tampoco estoy tal alejado como ... otroooos...

Entonces mañana tendremos 30! ? ¿¿¿¡¡¡Así de rápido!!!???

NOOOOOOO!!!!!! NO QUIERO NI PENSAR EN ESO... veo a mis cuates que ya tienen como 27, 28, 29 y digo NOOOOO!!!! pero estoy trabajando para llegar a su edá con dignidá ;)

HAGAMOS VALER NUESTRO TIEMPO... ¡QUE NO SE NOS PASE!

SIIIIII!!!!!! indeed...

La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento...

Qué cierto es eso... qué cierto... 'ora que si tienes asma... pues como que no se aplica XDDD
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viernes, agosto 04, 2006

Porque siempre hay alguien que lo dice mejor que tú...

Cuando éramos huérfanos


Denise Dresser (23 de julio de 2006)


Siempre me ha gustado vivir en México. Todos los días doy gracias por vivir en un país con tanta belleza, con tanta historia, con tanta cultura, con tanta vida, con tanta dignidad. Lo digo cada vez que puedo: amo a México con un amor perro. Amo sus olores y sus sabores, sus regiones más transparentes y sus rincones más oscuros, sus volcanes y sus valles y todo lo de en medio. La vida en México para una persona de clase media alta como yo es, en muchos sentidos, envidiable. Vivo en una casa rentada y muy linda; mando a mis hijos a una escuela privada y no excesivamente cara; soy dueña de dos autos usados y en buena condición; vivo de mi trabajo y puedo mantener a mi familia con él; empleo a un par de personas que ayudan en casa y me alcanza el sueldo para pagarles; tomo vacaciones anuales y estoy ahorrando para asegurarle una educación universitaria a mis hijos. Tengo la vida que siempre he querido, llena de ideas y libros y arte y alumnos y amigos y la oportun! idad de escribir en Proceso y una profesión socialmente útil. Este país me la ha dado.

Soy producto de la movilidad social que aún existía en los sesenta cuando nací. De beca en beca obtuve una buena educación y con ella he ido ascendiendo la escalera social. En un país con 40 millones de pobres, soy de las privilegiadas. Aún así, me doy cuenta de manera cotidiana que algo está mal. Y podría usar el lenguaje sofisticado de la ciencia política para explicarlo, pero en esta columna prefiero hablar como simple ciudadana. Algo está mal cuando las personas que trabajan para mí -la nana y el chofer y el jardinero- no tienen ninguna expectativa de ser más de lo que son hoy. Cuando no tienen ninguna posibilidad de aspirar a algo más porque el país no se los ofrece. Cuando sexenio tras sexenio un presidente u otro les da tan sólo más de lo mismo. Cuando saben que la vida de sus hijos será -en el mejor de los casos- una versión facsimilar de la suya. Esa vida precaria, estancada, difícil. La que tantos con quienes comparto el país padecen.

Y por eso el 2 de julio voté por Andrés Manuel López Obrador. Fui de esos votantes indecisos hasta el momento de entrar a la casilla y una vez adentro opté en función de una sola razón: no podía votar por una persona que piensa que el país está bien. No podía votar por un partido que ofrece sólo la continuidad. No podía formar parte de aquellos que piensan que el país funciona aunque para mí lo hace. Ni más ni menos. Pero voté con ambivalencia, porque a lo largo de la campaña siempre pensé que AMLO tenía el diagnóstico correcto pero no las soluciones adecuadas. Que peleaba por una buena causa pero no con armas modernas. Que sabía lo que no funcionaba pero no tenía propuestas coherentes de política pública para arreglarlo. Nunca me convenció la idea de sembrar árboles por el sureste o construir trenes bala. Recuerdo habérselo dicho: "Andrés Manuel, estás ofreciendo pobreza con dignidad. Estás ofreciendo darle a cada mexicano una pala para que! construya un segundo piso". Los pobres merecen y necesitan más.
Aún así pensé que una victoria de AMLO ofrecía la oportunidad para sacudir las cosas; para nivelar el terreno de juego; para pensar en cómo construir un país más justo y menos rapaz. Y López Obrador no me asustaba como asustaba a otros miembros de mi clase social. De hecho en reunión tras reunión, en conferencia tras conferencia, me convertí en su defensora involuntaria. Porque los argumentos sobre su personalidad mesiánica me parecían exagerados. Porque pensaba que a demasiados de sus detractores les salía espuma por la boca. Incluso una semana antes de la elección publiqué un artículo en Los Angeles Times argumentando que antes de odiar a López Obrador, las élites económicas y políticas deberían odiar las condiciones que lo produjeron: un sistema socioeconómico que concentra la riqueza y no tiene ningún incentivo para distribuirla mejor.Pero desde la noche de la elección miro lo que está haciendo Andrés Manuel López Obrador y me desconcierta! . Me preocupa. Veo a un hombre cada vez más combativo, cada vez más confrontacional, cada vez más anti institucional. Veo a alguien que confirma, paso a paso, todo lo malo que se decía de él. Alguien que habla del "crimen" monumental cometido contra el pueblo de México, pero que no lo ha podido probar. Alguien que un día sugiere fraudes cibernéticos y al otro día aclara que más bien fueron "a la antigüita". Alguien cuyas posturas poco claras -y con frecuencia contradictorias- me inspiran desconfianza. Porque no puedo evitarlo: fui entrenada en el doctorado para examinar evidencias, ponderar datos, analizar argumentos. Y los que presenta AMLO hasta hoy para sustentar su caso no me convencen. He leído todos los correos electrónicos sobre el famoso algoritmo y dudo de su existencia; he discutido las irregularidades detectadas hasta ahora y no me parecen determinantes; he escuchado todas las denuncias sobre la "elección de Estado" y no creo que podamos clasificarl! a así.

Con lo que sabemos hasta el momento, no me parece inconcebible pensar que López Obrador perdió la elección. Por la multiplicidad de motivos que ya conocemos: el voto de miedo, la campaña mediática de Vicente Fox, la compra de publicidad por terceros, el apoyo de gobernadores priistas a Felipe Calderón y los errores que el propio AMLO -aunque se niegue a aceptarlo- cometió. Pero para despejar dudas y rescatar la confianza perdida, he apoyado la propuesta de contar de nuevo, ya sea parcial o totalmente, los votos. Si el recuento revela que López Obrador en realidad ganó, México tendrá que aceptarlo. Y si ocurre lo contrario, también. Esa debería ser la apuesta de todos, pero sobre todo de una izquierda responsable que quiere gobernar al país y no sólo partirlo en dos.

Lo más preocupante es que AMLO no parece estar pensando así. Declaración tras declaración, López Obrador se está radicalizando. Y todo lo que dice sugiere que -en realidad- no está buscando el recuento de los votos, sino la anulación. Ya no busca ganar sino seguir peleando. Ya no quiere que se respeten los resultados "reales" de esta elección sino reventarla. Ya no tiene la mira puesta en las próximas semanas sino en los próximos años. Quiere consolidar su base y ser una fuerza política de largo plazo Quiere exaltar los ánimos de 10 millones de votantes enojados aunque pierda a los moderados que votaron por él. Su papel ya no es seguir las reglas del juego sino romperlas. Su papel ya no es atemperar para gobernar sino azuzar para polarizar. Para ser el presidente moral del sur de México. Para seguir confrontando al resto del país desde allí.Y ése va a ser un viaje peligroso porque recorre la ruta de la división. Su brújula es la polarización. Su map! a es la radicalización. Su destino es destruir primero para reconstruir después. Entraña incendiar institución tras institución y eso es lo que le está ocurriendo actualmente al IFE. Al actuar como lo está haciendo AMLO, coloca a personas como yo que votamos por su causa en una posición difícil. Pide que dejemos de confiar en todo para tan sólo confiar en él. Pide que formemos parte de lo que José Woldenberg ha llamado una "comunidad de fe", y dejemos a un lado la razón para pertenecer a ella. Pide que depositemos toda nuestra confianza en un solo hombre, cuando las democracias reales se construyen precisamente para evitar que eso ocurra. Pide que creamos en la palabra de operadores políticos como Jesús Ortega y Leonel Cota y Fernández Noroña y Martí Batres, cuya trayectoria suscita grandes dudas. Pide que destacemos a la única institución política creíble que hemos logrado erigir, y que nos sumemos a la cruzada para desacreditarla.

Y nos deja con las siguientes preguntas: Si tiramos al IFE por la ventana, ¿con qué otro instrumento va a contar el país para transferir pacíficamente el poder? Si las elecciones no son confiables nunca, ¿qué otro proceso funcionará para representar a los ciudadanos? Si el voto no es confiable, ¿no nos queda otro remedio más que renunciar a él? Si quienes están al frente de una institución cometen errores, ¿entonces hay que descalificarla de tajo? ¿La elección será vista como legítima por el PRD sólo si AMLO es declarado el ganador? Si no es posible creer en nada, ¿no hay otra opción más que creer en López Obrador? Planteo estas preguntas con dolor. De manera apesadumbrada Veo la certeza que anima las posiciones de apoyo a AMLO que han asumido personas a quienes respeto como Julio Scherer, quienes admiro como Carlos Monsiváis, quienes quiero como Elena Poniatowska, quienes adoro como Eugenia León. He estado a su lado en otras batallas -como la lib! rada contra el desafuero- y me entristece no poder estar allí, mano a mano, en ésta.


Y me angustia aún más ver que el otro lado tampoco tiene buenas respuestas. Las élites atrincheradas se comportan como siempre lo han hecho: saboteando, obstaculizando, posponiendo soluciones difíciles a problemas ancestrales. Pagando spots para promover sus posiciones aunque constituyan una violación a la legislación electoral. Preservando sus privilegios, blindando sus cotos, sacando legislación a modo -como la Ley de Radio y Televisión- y evidenciando todo lo que quieren proteger con ella. Los complacidos y los complacientes. Esos que escuchan los gritos del México que apoya a López Obrador y se tapan los oídos. Esos que miran la radiografía del país partido que esta elección arroja, y creen que bastará ampliar el Programa Oportunidades para reconciliarlo. Esos que produjeron a AMLO y hoy no saben cómo lidiar con él. Ante este escenario es difícil no padecer una sensación de orfandad. De desconsuelo. Ese sentimiento que describe tan bien Kazuo Ishig! uro en su novela Cuando éramos huérfanos. Esa soledad que produce estar parada en tierra de nadie, entre fuego cruzado, sin complacer a un bando y sin apoyar al otro. Intentando izar la bandera blanca entre las bazukas. Intentando suplantar la incondicionalidad partidista por la reflexión ciudadana. Preocupada por la construcción de un centro vital donde sea posible construir, conversar, reconciliar, institucionalizar. Pelear menos por el poder, y más por formas de compartirlo mejor. Pelear menos por quién ganó la elección, y más por el país herido que ambos bandos están dejando tras de sí.
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