jueves, mayo 20, 2010

Luna (Moon): Crítica / Reseña

Sam Bell es un astronauta que vive solo en la Luna. Su única acompañante es su computadora GERTY, quien lo asiste y le recuerda los objetivos de la misión. Su trabajo consiste en recolectar y enviar a la Tierra cantidades de Helio-3, un combustible muy útil.

El trabajo que lo ha mantenido por casi tres años en la Luna terminará muy pronto y regresará a la Tierra. Su única comunicación es con GERTY, ya que una avería en el sistema de comunicación impide las pláticas en tiempo real con la Tierra. Por ello, cada cierto tiempo recibe un mensaje pregrabado de su esposa e hija, quienes lo esperan en casa.


Un día, al salir de su estación para recolectar más mineral, sufre un accidente que lo deja inconsciente en un vehículo. Cuando despierta, ya en la estación, GERTY le informa lo sucedido y lo ayuda a recuperarse. Le informa que en muy poco tiempo una unidad de rescate vendrá a reparar los daños. Sin embargo, Sam comienza a tener visiones extrañas y duda acerca de la realidad, de su personalidad y de su identidad. La unidad de rescate se acerca mientras las cosas comienzan a ser muy raras, aún para el paisaje tan raro en el que se encuentra…

El director Duncan Jones, hijo del músico David Bowie, escribe y dirige Luna, una cinta de ciencia ficción que de una u otra forma viene a revivir este género, en un estilo muy particular. Y digo que “revive” porque si bien es cierto que hemos estado viendo temáticas con estilo de “ciencia ficción” últimamente, como Avatar, una característica importante de cierto tipo de ciencia ficción es la de mostrarnos diferentes problemáticas y reflexiones sobre la naturaleza humana y la ciencia en espacios y tramas contenidos, cosa que ocurre discretamente con cintas como Avatar en donde el despliegue de efectos, los grandes presupuestos y los elencos multiestelares desvían la atención de la imaginación para concentrarnos en lo fácil y en lo evidente, en lo colorido y lo vistoso.


En Luna, Jones logra recrear un ambiente extraño mediante el uso de una cinematografía sobria pero sin prescindir de los efectos, aunque no son exagerados. Retomando la estética, estilo musical, situaciones y narrativa de películas como 2010: Odisea del Espacio de Kubrick o de Solaris de Tarkovsky, el director logra transmitirnos muchas de las sensaciones que está experimentando el protagonista.

Son evidentes los sendos homenajes que Jones hace de las mencionadas cintas, sin embargo, la trama logra envolvernos en un enigma que, si bien su resolución no es del todo espectacular, si tomamos la película como un todo resulta ser una experiencia satisfactoria en todos los ámbitos: efectos especiales, atmósfera, guión y resolución.

Hay un vicio recurrente en las cintas y demás productos culturales que retoman la ciencia ficción y ése es las exageradas pretensiones de los autores, por lo que se vuelven pretenciosos y hasta ridículos en ciertos casos (mezclando filosofía con metafísica con religión y además tramas gringas, ¡yak!). El secreto de la ciencia ficción es, desde mi punto de vista, saber fusionar la ciencia con la ficción; entendiéndose “ciencia” como algo realista, como situaciones que podemos justificar y relacionar con nuestra realidad inmediata sin recurrir a la “magia” ni a situaciones que no podemos explicar fehacientemente. La ficción, obviamente, reside en aventurarse al futuro, en hacer un viaje hacia la especulación o a las consecuencias de la ciencia actual en los seres humanos del futuro. Ahí sí se vale “jugar” como quieras, pero si no tienes en cuenta el elemento “ciencia”, tu producto queda como algo “jalado” y fuera de lugar.



En Luna no pasa esto, ya que el director supo hacer esa fusión entre ambas partes de la Ciencia Ficción, mientras que el conflicto queda cercano a nosotros, cercano a la comprensión humana. Cuando terminas de ver la película, no te quedas con una sensación de no haber entendido nada o de nunca haberte identificado con el protagonista, pues sus reacciones son lógicas y humanas ante tal conflicto. Jones supo construir un universo creíble (eso es de agradecerse), sin descuidar la parte de la “ficción”: el elemento que nos hace imaginar, lo que nos hace “alucinar” y creernos lo que estamos viendo aunque sea falso (por ahora).

Dada su sobriedad, su alejamiento de la “fumadez” y los conflictos tan lógicos que nos presenta, no me extrañaría que en unos años Luna sea considerada una película “visionaria”, como lo han sido otras en el ramo.



En resumen: Luna vale mucho la pena, retoma las raíces de la ciencia ficción en el cine y nos presenta un conflicto lógico e intrigante en medio de unos escenarios que hoy pertenecen al terreno de la “ficción” para nosotros, pero que tal vez antes de lo que pensemos, pasen al terreno de la “ciencia”. Con esto como base, puedo decir que Luna es una buena película de Ciencia Ficción que vale mucho la pena ver. Recomendada.

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miércoles, mayo 19, 2010

Náufrago en la Luna (Kimssi pyoryugi): Reseña/Crítica

Él es un típico “salary-man”. Trabaja de 9 a 6, gana lo suficiente para subsistir, acaba de quedar soltero y ha pedido un préstamo. Habla a la casa de crédito para preguntar sobre su deuda, la respuesta es la que esperaba. Cuelga. Está al borde de un puente sobre el río Han, en Seúl, se lanza al vacío. Despierta, hay tierra y vegetación seca a su alrededor. Se da cuenta que, para su desgracia, sigue vivo. El agua baña “la costa”, parece que está en una especie de isla, y así es, sólo que esa “isla” está en medio del Río Han, la vista de los grandes edificios de Seúl lo saca de su fantasía. Está atrapado en una isla de hierbas secas, basura y cabezas de muñecas de plástico sin ojos, bajo un puente. Comienza una nueva vida ahí. Un día, descubre que alguien anónimo lo observa desde una de las centenares de ventanas de Seúl…


Ella es una típica “hikikomori”. No ha salido de su cuarto en años. Vive entre envases vacíos de tallarines y papel de baño. Se comunica con su madre y le pide comida mediante mensajes de texto. Su rutina consiste en levantarse temprano todas las mañanas, trotar viendo a una pared durante varios minutos, eliminar cualquier fuente de luz a excepción de la de su computadora, “trabajar” creándose una vida ficticia que todos admiran, apagar su computadora y, en las noches adecuadas, observar a la Luna con un telescopio. La Luna le gusta porque es el lugar más solitario que puede ver. Duerme sobre una cama de plástico para envolver cosas frágiles, de la que revienta burbujitas cuando está nerviosa. Un día, su rutina perfecta se ve afectada:  observa a un “extraterrestre” en una isla en medio del río Han…
 

“Kimssi pyoryugi” o “Náufrago en la Luna” es una película del director coreano
Hae-jun Lee. Se trata de una historia de amor nada, pero nada, convencional en la que dos extraños se ven unidos no por la física, sino por sus conciencias problemáticas y sus fantasías.

Pero ésta no es una película “seria” o “dramática” de un amor imposible, ni se reduce a ser un refrito más de Romeo y Julieta. Es más bien la historia de dos "náufragos", cada uno por diversas razones.

De entrada, el humor manejado en la cinta es exquisito, simple y a veces basado en las acciones (sobretodo las del personaje atrapado en la “isla”). Pero por otro lado, también es una reflexión, ligera pero contundente, sobre la forma en la que establecemos relaciones en “la era tecnológica”.

Sin embargo, dicha reflexión no es exhaustiva, ni aburrurrida, ni mucho menos pretenciosa. La inocencia de estos dos seres desesperanzados es el eje argumental de la película, ofreciéndonos la reflexión como una anécdota más que como una lección moral o un discurso barato.


Vale la pena que veas esta película acompañado de tu “personita especial”, pues hay muchos momentos de risa y muy agradables.

Los recursos empleados en ella son sencillos, la fotografía es sobria pero efectiva, los efectos son casi nulos y la música es adecuada. La trama tiene unos toques muy sutiles y exquisitos de realismo mágico que nos ayudan a comprender poco a poco lo que pasa en la mente de estos dos personajes, quienes tienen en sus hombros toda la trama, ayudados por muy pocos personajes secundarios que de vez en vez tienen diálogos.

Mención aparte merece la historia de superviviencia del hombre, quien nos da una clase en ese aspecto. Gran parte de la cinta trata sobre ello, y aquí vemos sus esfuerzos en conseguir comida y bebida, pero sobretodo para lidiar con su soledad, que como siempre, al principio es una bendición, pero después se convierte en una cosa de vida o muerte.


Es cierto, y no podemos negar, que en la trama hay ciertas situaciones inverosímiles que no se explican satisfactoriamente, como la forma en la que ambos personajes se comunican; sin embargo, la trama fantasiosa y la comedia justifican estos detalles. Así que si la ves, déjate llevar y disfruta de sus mejores momentos, no sería raro que dejes por ahí caer una lagrimita o por lo menos, te aseguro que al final quedarás con una sonrisota en los labios.

En resumen: una trama inocente, delicada y deliciosa que nos invita a reflexionar sobre las relaciones humanas, la tecnología, lo que es realmente importante para nuestra vida y lo que hay bajo las máscaras que todos nos ponemos para sobrevivir en este mundo. Ahí abajo está nuestra naturaleza y, aunque la ocultemos con cables, autos, contaminación y demás banalidades, no morirá. Una historia de amor diferente para aquellos que están cansados de ver lo mismo siempre. Recomendada.

(NOTA: Iba a ponerles el trailer para que lo vieran, PERO evítenlo porque contiene VARIOS spoilers de la trama y momentos importantes, NO lo busquen en You Tube, mejor confién en mí y lánzense a verla así nomás, no se van a arrepentir =D)
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jueves, mayo 13, 2010

Daniel & Ana (Reseña/Crítica)

Es una de mis épocas favoritas del año: se está llevando a cabo el 30 Foro Internacional de la Cineteca Nacional. Como siempre, la Cineteca sigue haciendo un esfuerzo muy loable por sacar a gran parte de la población mexicana de toda la ignorancia en la que nos sumimos por el cinebasura gringo (aclaro que no todo el cine gringo es basura y sí, afortunadamente, también ese buen cine estadounidense se ve en la Cineteca).

Confieso que este año extrañé el FICCO, lo extrañé mucho. Sin embargo, la Cineteca siempre ha estado y espero que siga estando por mucho tiempo más para dejarnos ver ese "otro cine" que no se comenta en los medios ni en las "prestigiosas" revistas de "crítica" que tenemos en México.



En el marco de su 30 Foro Internacional se están exhibiendo varias cintas que destacan por su propuesta en la mayoría de los casos (en esta edición vale recalcar que el cine Iberoamericano tiene un espacio muy importante). Uno de ellos es Daniel & Ana.

Se trata de la propuesta del director Michel Franco con las actuaciones de Darío Yaspek Bernal (sí, el hermano de Gael) y Marimar Vega.

La película nos cuenta la historia de dos hermanos, cercanos, amigos. Ella está comprometida y está a punto de casarse. Él es un estudiante de preparatoria común.

Un día, mientras van en su carro, unos delincuentes los interceptan y los secuestran. Lo que sucede en su cautiverio les cambiará la vida para siempre y es el eje argumental de la cinta. No pienso decir qué es lo pasa con ellos en su cautiverio porque es esencial para sostener el argumento y es mejor que cada quién se forme su criterio porque es una situación MUY fuerte y desgarradora, que dará pie seguramente a mucha polémica.


La cinta, en cuestiones técnicas y de manejo de la cámara, no es nada pretenciosa, hasta podría decir que es sobria. Se trata de un mosaico de momentos cotidianos en los que el director trata de mostrarnos la relación entre los dos hermanos, y entre los hermanos y su entorno. La música ambiental es casi nula y la única que hay se repite, en un mismo fragmento, muy pocas veces.

Supongo que esta decisión se tomó para ayudar al espectador a concentrarse en las actuaciones y gestos de los personajes, con el fin de comprender mejor la situación por la que pasan y sus reacciones.

Si ése era el caso, habría que contar con actuaciones realmente destacables, pues eso sería lo que da sostén al drama. Lamentablemente, en el caso de Daniel & Ana las actuaciones me quedaron a deber mucho, a mi gusto carecen de la emotividad que una situación tan grave y perturbadora ameritaría.


Sin embargo, no me atrevería a decir que Daniel & Ana es un fracaso rotundo, por la simple y sencilla razón de que ni yo ni ninguna persona cercana a mí ha sufrido lo que ellos sí, así que me es difícil imaginar cómo se reaccionaría "adecuadamente" ante algo de tal naturaleza.

Así que más allá de lo que yo considero pobres actuaciones, traté de concentrarme en el afán que tiene la película en hacer que el espectador reflexione sobre la situación que se muestra. En ese sentido creo que Daniel & Ana se anota un acierto, si bien no es espectacular.

El ritmo pausado y en algunas partes repetitivo de la cinta me sirvieron para dejar volar mi mente y pensar no sólo en las consecuencias de la tragedia, sino en la forma en la que yo reaccionaría si me viera en esa situación, en lo que harían mis padres y amigos, en las secuelas que me dejaría, ¿o qué tal si un amigo muy cercano viviera algo así?, ¿cómo podría apoyarlo?


Éstas y más reflexiones vinieron a mi mente mientras estaba viendo la cinta. El final no es espectacular, pero sí es adecuado y coincide con todo lo que el director y los actores plantea.

En resúmen, Daniel & Ana es una cinta recomendable que trasciende, aunque no grandiosamente, el plano de las "cintas palomeras" para activar varias neuronas de nuestro cerebro, cosa que buena falta nos hace en el cine mexicano.
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martes, mayo 11, 2010

Permanencia Involuntaria 117

En esta Permanencia Involuntaria sigo con mi objetivo de hacer que Fausto Ponce se vuelva todo un gamer, y precisamente por ello es que elegí un tema que le interesa pues desde que este juego se anunció, se mostró bastante interesado en él.

Se trata de Dante's Inferno de Electronic Arts, así que en este podcast platico con Fausto sobre él y sobre la conclusión de una de las sagas más impactantes de los videojuegos: God of War.



Como siempre, las comparaciones no se hicieron esperar, así que aquí derribamos mitos y ponemos las cosas en su justa dimensión.

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