miércoles, julio 05, 2006

Reality Check

Otra vuelta más en la Montaña Rusa.

No sé en dónde empiezan y en dónde terminan esas vueltas... ni siquiera sé si tienen inicio o final o cuándo acaban o cuándo empiezan... no sé nada sobre las vueltas en la Montaña Rusa...

Lo único que sé es que sigo montado en este carrito... ahora disfruto de la vista, en lo más alto del recorrido...

Mi oficina está en el piso 17 de un edificio en La Condesa (trabajar en esta colonia ya es de entrada surreal para mí). Estos días han estado extrañamente limpios y si se ve nublado es más que nada por la neblina de estos días fríos y los nublados ocasionales. Sin embargo, sí, a veces es contaminación.

Dentro de mi pre-desesperación por encontrar trabajo ni siquiera pensé en el tipo de lugar (físicamente hablando) en el que me hubiera gustado empezar la vida laboral (real). Cuando era un pequeño pokemón pre-evolucionado pensaba que trabajar en un edificio alto, en uno de los pisos superiores, era sinónimo de una vida de magnate, un sueldazo, traje Armani y una secretaria buenota. Y entonces poder asomarse a la ventana, abrir los brazos, cerrarlos y oprimir la ciudad que está a tus pies. Como Lex Luthor.

Haber visto "Surfing the warm industry" de Kashmir me cambió un poco la perspectiva. A pesar de ese video, estoy aquí, frente al monitor de una apestosa MAC, tras del cual está una ventana cubierta por una tela blanca que deja pasar la luz. Delante de ella, un horizonte de impresionante de concreto y gases.

Como en mis sueños.

Como cuando jugaba Sim City y me admiraba de mis creaciones. Horas y horas y horas de contemplación.

Hoy aún hay rasgos de esa pachequez de pokemón pre-evolucionado. Más allá del traje de marca, la secretaria complaciente y el lujo, todo esto lo englobaba en un estado raro de felicidad y control...

Después de todo era cierto...

El edificio alto y la oficina en los pisos de arriba.




Ya soy licenciado.

La UDLA y todo lo que pasé en ella es un muy muy buen recuerdo... nada más.

La fiesta fue genial, sin demasiada novedá.

Los amigos tienen vergüenza de mostrar su nostalgia. Pocos hablan de eso, pero el sentimiento es inherente. Es cliché.

Yo no la niego. No serviría de nada.

México seguirá siendo mi residencia por lo menos un año y medio más. No estoy deprimido para nada. Es simplemente que... no sé... todo ese trabajo... estoy acostumbrado a ver los resultados de inmediato.... habrá que esperar, pero...

Hay muchas cosas en qué pensar.

Cuando me subo a la montaña rusa, a la verdadera, siempre me tengo que quitar los lentes. No se me vayan a caer. Me caga no poder disfrutar de la vista.

Ahora puedo ver el horizonte... bien. Si me quito los lentes, no veo ni la pantalla.

De vez en vez, alzo la vista y disfruto de la jungla.

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