jueves, octubre 25, 2012

Dishonored

Reseña originalmente publicada en Chilango.com el 25 de octubre de 2012
Eres Corvo Attano, el exguardaespaldas de la bella emperatriz Jessamine de Dunwall, una ciudad industrial que mezcla estilos arquitectónicos y técnicos de la Inglaterra de inicios de los años 1900s.

Y decimos “ex”guardaespaldas porque un mal día un grupo de radicales te sorprende y ataca a la emperatriz, asesinándola. Además, secuestran a su pequeña hija, a quien también juraste proteger. Tú acabas en la cárcel sentenciado a muerte porque todos te culpan de la muerte de Jessamine, pero un grupo de leales a la emperatriz te ayuda a escapar, comenzando así tu historia de venganza.
Dunwall

La ciudad de Dunwall está llena de secretos macabros porque está infectada de una plaga transmitida por ratas y perros que está matando a todos sus habitantes. Los infectados están comportándose violentos contra los sanos, por lo que el gobierno, ahora encabezado por los que mataron a la emperatriz, aprovecha la plaga para purgar a los habitantes a su antojo, ejerciendo una tiranía.

Por otro lado, en Dunwall conviven por igual la tecnología y los poderes ocultos, mismos que podrás usar a tu favor para llegar al final de esta conspiración, redimirte y vengarte.

Pero lo interesante de Dishonored, más que la trama, es la abrumadora libertad con la que puedes realizar cada misión. Éste no es el juego común en donde te dan un objetivo y tú vas, como caballito, en un camino trazado, a realizarlo matando a quien te encuentres por ahí, sino que el mundo está construido de tal forma que existan múltiples vías de acción.

De entrada, puedes ser letal o sigiloso (el juego se puede terminar sin matar a absolutamente nadie, es un reto, pero vale la pena). También tienes muchas armas a tu disposición, pero la magia te ayudará a escabullirte sin llamar la atención. Puedes, incluso, poseer a las ratas para meterte por pequeños túneles.
Hasta la forma en que puedes deshacerte de los enemigos principales depende de tus decisiones: por supuesto que puedes ser escandaloso y sangriento al usar tu espada o una pistola para bañarlos de sangre, pero también puedes envenenarlos o tal vez quieras que otro se encargue del “trabajo sucio” y los mate por ti. Obviamente, en esta última opción tendrás que hacer una encadenar una serie de acciones para que “los engranes se muevan” y tú salgas de la escena caminando tranquilamente. ¿Y si no te complicas la vida y mandas a un grupo de ratas a que los devoren?

También hay diversos caminos a tomar: techos, puertas, pasadizos. Todos conducen de diversas formas al mismo lugar, ¿cuál elegirás? Por supuesto, cada decisión tendrá consecuencias en la trama, y dependiendo de qué tan letal o sigiloso seas, la historia tendrá un desenlace diferente.

La ambientación de Dishonored es estupenda, los personajes son memorables y todo está producido de tal forma que lo juegues más de una vez, incluso aunque ya te sepas el final, pero querrás regresar para jugar de otra forma y ver qué tanto cambian las cosas.

Los poderes evolucionan también dependiendo de tus decisiones, pues hay diversos tipos de magia que se adaptan a tu estilo de juego.
Realmente hace mucho tiempo que no jugábamos un título con tales aires de libertad. Éste es un juego donde realmente puedes JUGAR, en toda la amplitud de la palabra; uno donde los programadores te dan las herramientas y simplemente tú decides cuáles usar y cuáles no.

Por todo esto y más, Dishonored es un fuerte candidato a juego del año, no te lo debes perder.

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