domingo, julio 17, 2005

Lo peor de la montaña

No sé porqué me empeño en decir que lo peor siempre son las caídas, o las bajadas, como les quieran llamar.

Es que antes de empezar a escribir esto, me puse a pensar en qué es realmente lo mejor de las montañas rusas. La gran mayoría coincide en que son las bajadas, porque es cuando se siente más chido. De hecho, yo también lo creo.

Sin embargo, se me olvidó por un momento que yo lo que hago es una analogía con mi vida. Y en esta montaña rusa, las bajadas se sienten muy feo: son lo peor de la montaña.

Ahora estoy así, precisamente: en la bajada.

Ya se veía venir... la subida se vive lenta, muy amenazante, disfrutable, pero a la hora de la bajada, siempre, siempre, siempre hay cosas que por más que quieras, no puedes prever. Es como un pequeño sufrimiento extra que te toma por sorpresa. Como cuando un pájaro se estrella en tu cara a la hora de la caída en La Feria o como cuando se te vuelan la gorra o los lentes por el aire. A veces, son los dos...

Y entonces te das cuenta que te duele.

Y luego, ya en el piso, con más calmita, te fijas y te sangra la frente.

A veces se nos olvida que el pasado regresa siempre, siempre, para condenarnos. No se puede escapar de él. Es como tu sombra. El pasado regresó a mi familia para recordarnos que todos estamos subidos en ese carro de montaña rusa. La que más me preocupa es ella, pero parece que fue la menos afectada. Digo "parece" porque ella siempre ha sido muy fuerte, siempre. Es un ejemplo para todos. La verdad no sé cómo está por dentro, y eso me preocupa mucho. Las consecuencias de lo que acaba de pasar aún no son tan malas, pero el futuro siempre se encarga de contradecirme, siempre.

No entiendo qué pasó hoy. De verdad que no. Quisiera echarle la culpa a la maldita pila de mi maldito celular, pero... no. Ya basta de buscar culpables en donde no. Además, mi pobre celular.. mi pobre celular no está para ser culpado por nada. Es un simple objeto que me ha beneficiado mucho más de lo que me ha perjudicado. Se nos olvida que es un simple objeto y que los humanos somos los que tenemos la culpa de todo. Mi pobre celular ha sido bendito en muchos aspectos. Ha aguantado tanto. Incluso hasta un secuestro express. No lo pienso culpar.

¿A quién culparé? No, a nadie. Lo que pasó, pasó. O mejor dicho, lo que no pasó, no pasó y ya. ¿Cómo le llamaré a esto? ¿Mala suerte? o ¿falta de interés? ¿acaso miedo?

Miedo.

Sigo sin entender qué pasó.

La Mole pasa desde unos años para acá sin pena ni gloria... pero ésta será recordada especialmente como algo que pasa más con pena que con gloria. Pero como siempre, hay una luz que se cuela entre las nubes de tormenta: muchas gracias a Rafa por el detalle que tuvo para con Tilo y para conmigo. Otra vez lo digo: por más que creas que tienes todo bajo control, siempre hay cosas que no prevés. Cosas buenas y cosas malas. El pastel estaba muy rico. El detalle fue lo que le agregó un sabor más exquisito aún. Gracias, Rafa. Ese detalle y otros que también tuve en La Mole me hacen pensar que por más que todo sean bajadas y subidas, siempre vale la pena lo que hago. Siempre.

También gracias a todos los que pueden leer esto y tuvieron el detalle de darme un bolígrafo para pintar garabatos en papel. Eso siempre se me ha hecho muy surreal, por eso me gusta, tal vez. Por eso, gracias. Por muchas cosas, gracias.

Pobre de mí si me dejo caer ahora. Pobre.

Acontecimientos como La Mole sirven para conocer personas, y para recordar a algunas que no ves muy seguido. Pero también sirven para reconocer ausencias, como pasó en esta ocasión.

En dos semanas regresaré a la rutina escolar. Es como ir contando los días que tiene un reo antes de salir ejecutado. A lo mejor me desdigo al rato, pero en este momento me hace falta ver a mi Alma Mater, como nunca... Seguramente me desdiré. Pero es un refugio... siempre lo ha sido. Es un refugio. Este semestre los miércoles serán de franquicia. Los martes serán de FULL-UDLA. Espero que después sean de alcohol. El servicio será vespertino. Adiós al "en vivo". Adiós. Adiós a tanto... Va a ser muy interesente saber cómo terminaré en diciembre. Recordaré leer este mismo mensaje y lo compararé con los de diciembre.

Quisiera salir volando de esta montaña. Quisiera que la velocidad me mande a volar muy lejos. Quisiera aterrizar en blandito, pero como eso es muy poco probable, mejor aguanto... Estoy tan bien asegurado por estos fierros que no puedo más que permanecer inmóvil. No puedo moverme. No es recomendable sacar los brazos del carro... ni siquiera para defenderte. La bajada... la bajada... no termina. Y ésta no se disfruta. Se sufre mucho.

Lo que más terror da es que una vez que termina... ¿qué? ¿Cómo será ese momento? ... seguramente será muy pacífico... es un momento de incertidumbre atroz. ¿Me prepararé para la siguiente subida o para seguir bajando más?

Good Morning, Mr. Fear.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no vi tanto el lado kistch, pero se a que te refieres, los disfraces son como las mascotas de los equipos de futbol, la desorganizacion es la mejor estrategia y es verdad que pasara con mas pena que gloria.

Lo que no se y me preocupa es que es lo que anda raro, lo que sea un abrazo muy fuerte!!!

Anónimo dijo...

oh por Dios!!!! O.O tienes toda la razon del mundo @.@ yo por eso odio las montañas rusas xD jeje y ps la vida a vivirla como viene, creo que todo lo que nos pasa es por algo, ya sea bueno o malo, y solo hay que tratar de agarrar lo mejor que se presenta y las cosas malas ps irlas superando por mas dificil que sea, es dificil pero no hay de otra n-nU

cuidece mucho mi buen Poke y nu se estrese tanto n.nU

hasta luego ^^

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