miércoles, enero 05, 2005

No somos nada

Cuando nos vimos, me dio gusto.

Tuve que hacer mi trámite de reinscripción a la Universidá (sí, aquella que le tira al primermundismo =P) demasiado temprano para mi horario normal (a las 12 de la tarde, chale... ahora sí di el vampirazo... qué chafa). Sus métodos de reinscripción le tiran al primer mundo: por ejemplo, haces tu horario computarizadamente... hasta ahí la cosa va bien, pero el sistema se trabó como 10 minutos. Es muy patético quedarte viendo a una pantalla en freeze durante 10 minutos de tu vida, ¿no? En fin, no todo es como el primer mundo. De ahí pasé a visitar al coordinador. Me cae muy bien. Estaba de buenas. Seguramente irá tomando más importancia en mi vida profesional apartir de este semestre. Me pasó un tip que aplicaré estos próximos 6 meses, en la clase de producción de radio. Gracias.

La universidá...

Ahí nos quedamos de ver. Al principio quería que nos viéramos en La Cibeles pero me negué rotundamente: de por sí evito salir en vacaciones y todavía quería que me alejara UNA CUADRA Y MEDIA más de lo que debía ir... no no no... qué insensatez, pero bueeeeh...

El caso es que me dio gusto que nos encontráramos. Después de pasar por la mano cruel de la burocracia universitaria, pude ver a otras personas a las que también me dio alegría abrazar y estrecharles la mano.

-¡FELIZ AÑO!

Un reencuentro más...

No hubo desencuentros hoy...

Me gusta mi generación. Creo que en general somos alivianados pero sin caer en la ñoñez o la pasividá. Al contrario, somos muy inquietos, y por eso somos los consentidos de la Universidá. Eso es la neta. Me alegró ver a mucha gente y, aunque este semestre pinta para ser más pesado que el otro (y el siguiente será más díficil que el anterior, y así sucesivamente en este año y medio que me resta de carrera... y de diversión) sé que siempre habrá espacio pa'l relajo, el desmadre y muchos "etsesos"... como debe ser.

De ahí el plan era ir a "pirujear", como yo le digo al término.

Es mejor no hacer planes...

Adriana fue con nosotros. Siempre es divertido salir con ella, la neta. Salí de El Péndulo de la Zona Rosa saturado de alegría y buena onda, tras un largo y buen momento de anécdotas... de Adriana. Extrañé esos momentos ahora que me tiré a la vacación, pero nunca me di cuenta hasta ahora. Adriana nunca decepciona. Lástima que se tuvo que ir tan temprano: su novio, su siempre "presuroso" novio acabó con el momento. Pero bueeeh... de todas formas ya me tenía que ir yo.

Me hubiera gustado que pasáramos más tiempo EFECTIVO, pero por ahora no se pudo, por su culpa, definitivamente. Siempre es su culpa: cuando no lleva a sus amigos, cuando no es en su casa con su familia... siempre es su culpa. No es queja, tal vez yo he sido el que no puede especificar lo que quiere, cuándo lo quiere y cómo lo quiere. No es queja, lo juro... "Afortunadamente" ya en una semana reentraremos a la Universidá y entonces nos veremos las caras muuucho tiempo, del cual no sé qué tanto pueda ser efectivo y qué tanto no lo sea. Seguramente la segunda opción será la ganadora por mucho. Nosotros no somos nada...


Cuando llegué mi abuelita me informó de algo muy cañon, una sorpresa de esas que te dejan helado, más que la michelada que me acabo de echar (en El Péndulo... surrrrrreal): el peluquero con el fui a "arreglarme" el cabello mucho tiempo de mi infancia y mi adolescencia, con el que compartí muchas pláticas mientras veía mi pelo negro caer derrotado, el que entendía mis chistes (aunque siempre pensé que los suyos eran mucho mejores) , el que pensaba que era yo todo un casanova (ajá...), el que esperaba verme con la barba crecida algún día, el que tenía que apegarse ESTRICTAMENTE al código ESTRICTO de mi ESTRICTA secundaria que impedía que los varones lleváramos el cabello largo... ni siquiera mediano (tenía que ser muy corto, usando el eterno molde del "2" en la rasuradora, porque del "1" ya era excesivamente corto, como soldado, y ese no era el caso tampoco), el que se quejaba de mi secundaria por lo anterior, el que se preocupó cuando no supe por un momento a qué preparatoria iba a entrar (yo tampoco lo supe hasta muy tarde) y le dio consejos a mi familia (que no seguimos, por desgracia mía), el mucho tiempo amigo de mi familia al igual que su familia, el amigo cercano de mi hermano, el simpático, el conversador, el que se quejaba de la competencia de enfrente (que a mi gusto siempre fue inferior) y se sabía todos sus chismes, el dueño de la estética que está a media cuadra de mi casa murió esta madrugada.

Cáncer que se regó por su cuerpo sorpresivamente, según les informaron a los informantes de mi abuelita. No fue detectado nunca. Lo tenía en la vesícula. Lo operaron por molestías de ahí y a la hora de abrirle, pasó...

Ella se enteró en la tienda que está abajo de mi casa. Ella me enteró cuando estaba escribiendo frente a esta computadora.

De unos años a la fecha nos distanciamos él y yo. No sé porqué. Nunca sé porqué pasan esas cosas, y lo peor de todo es que me ha pasado ya con otras personas. De verdad que es un misterio para mí mismo. Ya es tarde para arrepentirse... Por lo menos me servirá de lección para no repetir lo mismo con ciertas personitas de la Universidá con las que, aunque sé que la vida nos llevará por caminos muy diversos, quisiera seguir en contacto.

No me quiero arrepentir de nada nunca más.

No somos nada.

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